Saturday 20 September 2008

Los nuevos rostros del Viejo Mundo



(Publicado en diario Público, Guadalajara)
(Fotos: Giorgio Viera)





Su pasado colonial y las sucesivas olas m
igratorias han hecho de Europa una tierra diversa y multicultural que se muestra desde las calles de sus grandes metrópolis del mundo, donde comunidades venidas de los cuatro puntos cardinales replican, a pequeña escala y utilizando todos los recursos que tienen a la mano, sus países de origen.

Porque eso son las urbes europeas: ciudades del mundo donde, a cada paso, se respiran esencias de las comidas venidas de otras latitudes y donde las músicas del mundo han tomado como sus foros naturales desde los profundos tubos del Metro hasta las plazas y avenidas de las zonas posh.

Esa tierra a la que apuntan tantos itinerarios en los más diversos rincones del orbe no podría ya vivir sin la energía que le llega de ultramar.

Aun cuando algunas puertas empiecen a cerrarse y aquellos que promueven las autopistas del libre comercio quieran ahora unilateralmente filtrar la inmigración en términos de calificación profesional, instaurando un nuevo apartheid. “Europa no va a aceptar toda la miseria del mundo”, dijo el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en julio pasado.

Pero Europa está hecha ya, y hace mucho, de mundo.

En los edificios ultramodernos y fríos del sector financiero; en los empleos mejor pagados y, por lo general, en los más precarios; en los espacios del arte alternativo y en los barrios bajos o en la periferia; entre los músicos ambulantes y las estatuas humanas... Ahí están, desde hace tiempo, los muchos y variados rostros de la diversidad.

Son esos rostros que han cambiado los matices, los colores y los sonidos en las calles de las grandes ciudades europeas, que traen en su espalda la fuerza de sus culturas y contribuyen, en gran medida, al cambio de ambientes y modos de ser; que son parte de la garantía de futuro para un continente que, como el mundo, necesita cada vez más el diálogo y la convivencia.