La ciudad se abre al día y cobran vida las bajas casas de intensos colores, los recios palacios y las plazas para el paseo o el comercio.
Suena el clarín de las tropas en la fortaleza y entre toques de campanas, pregoneros, artesanos y fieles que se apuran a misa, comienzan a flotar los olores en libérrima yuxtaposición: aguas de lavanda, especias, tasajo, bacalao, orines y otras excrecencias, tabaco, frutas, maderas y pieles curtidas, cuerpos sin baño por muchos días o que regresan de una noche de desahogo tras larga travesía.
El puerto es centro
Aventureros y descubridores, luego conquistadores y colonizadores fueron fundando las ciudades. Cercanas a un río, a frecuentadas rutas de comercio, en una bahía de suficiente calado y buenos aires.
Y crecieron las capitales del Caribe: de villorrios de madera y guano con decenas de almas a imponentes ciudades fortificadas como La Habana, San Juan, Cartagena y Santo Domingo, o puertos de casi lúdico pintoresquismo como Willemstad u Oranjestad, al estilo holandés.
El Gran Caribe –espacio que trasciende Las Antillas- fue por siglos zona vital
España detentó el monopolio pero otras potencias escamotearon espacios y floreció, además, el contrabando, imprescindible para poblaciones que, por encima de cualquier ley, requerían provisiones.
Se extendió un intrincado sistema de relaciones comerciales intra e interregionales basado en ciudades-puertos, que convirtió a estas cuatro esquinas
La piratería, el corso, bucaneros y filibusteros, y las hostilidades entre las potencias, influyeron también en la vida cotidiana, costumbres y arquitectura militar que definen hoy a muchos puertos
De cara al mar
“La Habana es, de todos los puertos que conozco, el único que ofrezca tan exacta sensación de que el barco, al llegar, penetra dentro de la ciudad”, escribió Alejo Carpentier.
Centro neurálgico
Los mismos artesanos que construían los grandes barcos –entre los cuales estuvieron los mayores
Por el puerto salían el tabaco que tomó el nombre de la ciudad, el azúcar y otras riquezas, mientras desembarcaban manufacturas y lujos de Europa, esclavos con sus fuertes tradiciones, inmigrantes en pos de fortuna, viajeros deslumbrados ante la plaza portuaria más importante de América.
Era la tercera ciudad más grande
Su sistema fortificado se expandió entre el siglo XVI y el XVIII, cuando tras la breve pero intensa ocupación inglesa -700 barcos entraron al puerto entre 1762 y 1763, casi 40 veces más que lo habitual- se construyó la mole de San Carlos de la Cabaña.
La “ciudad amurallada”, el Viejo San Juan concebido por Ponce de León en el XVI, es otro reservorio de arquitectura colonial en el Caribe: defendida por las fortalezas de San Felipe del Morro, San Juan de la Cruz y San Cristóbal, muestra reliquias como su cathedral.
A 30 km. de Caracas, La Guaira, entre la cordillera y el mar bravo, es la puerta de entrada a Venezuela y atesora un casco histórico que ha sobrevivido a terremotos e inundaciones.
Puerto Cabello, segundo del país, data del siglo XVI y hoy, además de recibir gruesas importaciones de materias primas y tener una gran refinería de petróleo, es centro histórico y turístico.
Desde sus museos, plazas y calles estrechas se puede recordar a cuantos conquistadores partieron a otras tierras desde sus costas, también asoladas por los piratas como en aquel día de 1586 en que Drake la saqueó resguardado por 20 barcos y 8.000 hombres.
Si seguimos el litoral dominicano llegaremos a Puerto Plata, otrora refugio de piratas y corsarios, hoy centro mundial de la producción de ámbar, puerto mercante pero sobre todo turístico, con su teleférico al monte Isabel de Torres.
Volando al oeste estaremos pronto en
Es ciudad cosmopolita, santuario
El séptimo puerto natural más grande
En la lista de puertos caribeños están los de Belize City, con su costa baja frente a una barrera coralina, hace siglos un peligro para la navegación pero hoy un atractivo turístico junto a su selvas, y que pasó de mayas a españoles y de éstos a los ingleses.
Puerto Limón, en Costa Rica, también tierra de mezclas interraciales y convergencia de las culturas indígena, afrocaribeña, europea y china.
Colón, principal puerto para el tráfico mercantil en Panamá, próximo a Portobelo, uno de los sitios estratégicos en el trasiego de oro y plata
Puerto España, en Trinidad, uno de los más grandes del área; Oranjestad, en Aruba, y Willemstad, en Curazao; George Town, en Caimán, emporio financiero; Bridgetown, Barbados, en la parte más oriental del Caribe y activo punto de cruceros; Fort de France, en Martinica, tierra de selvas y playas, del volcán Pelée y de Josefina de Bonaparte, o Basse-Terre, en Guadalupe, fundada en el siglo XVII…
Son muchas las ciudades-puerto que nos hablan de los dominios holandeses, franceses e ingleses en la región.
Por ellas se entra en la esencias del Caribe, ámbito geográfico de tierra intermitente enlazada por la historia, desbordada diversidad cultural y majestuoso patrimonio monumental y natural, una de las más fecundas encrucijadas del mundo.
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